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Casablanca, situada al oeste de Marruecos, es considerada la mayor ciudad del país, y también su centro económico y comercial, a pesar de que su capital política se sitúe en Rabat. Además, la localidad acoge las principales instalaciones industriales marroquíes, así como una gran multitud de empresas internacionales con sede en Marruecos que la hacen mantener su posición histórica como la principal zona industrial del país. Por supuesto, es imposible obviar su importante patrimonio arquitectónico moderno gracias a la diversidad de corrientes y estilos que irrumpieron en Casablanca durante el siglo XX, destacando por encima del resto la Mezquita Hassan II: considerado el templo más alto del mundo y el segundo más grande (después de la Mezquita de La Meca), el majestuoso, espectacular y grandioso templo religioso cuenta con las más recientes tecnologías, que la convierten en un lugar único y en un símbolo indiscutible de la ciudad (Kratzer, 2015).

La Mezquita Hassan II se eleva de manera imponente sobre Casablanca, y su monumentalismo puede ser observado desde cualquier punto de la ciudad. La elección de su ubicación se debe a las inquietudes del rey Hassan II: según sus palabras, la capital del poder económico debía poseer una seña de identidad, un símbolo que la distinguiera sobre el resto de poblaciones del país. Por ello, mandó construir el templo sobre una península artificial, rodeada por las aguas del Océano Atlántico, inspirándose en un verso del Corán que habla de que “el trono de Dios se erigió sobre las aguas”, ocupando para tal fin una superficie de alrededor de 30.000 metros cuadrados y con una capacidad para albergar a unos 100.000 fieles. Diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau, su construcción duró ocho años: los trabajos comenzaron el 12 de julio de 1985, siendo inaugurada finalmente el 30 de agosto de 1993, coincidiendo con el día del nacimiento de Mahoma, profeta del Islam (Kratzer, 2015).

En la construcción de semejante perfección intervinieron unos 2.500 obreros y alrededor de 10.000 artesanos procedentes de todo el país, eruditos en la elaboración de los distintos elementos decorativos interiores y exteriores, para los que fueron utilizados materiales nobles como la madera, la escayola, el mármol y el granito. Su minarete cuadrangular, construido con exquisitas piezas de Piedra Natural y culminado con selectas series de tejas verdes, alcanza los 200 metros en su parte más alta. Desde allí, cada noche, se proyecta un rayo láser con un alcance de unos 30 kilómetros en dirección a la Meca (Kratzer, 2015).

Todos aquellos que han tenido oportunidad de visitarla saben perfectamente que, a pesar de su peculiar estilo marroquí y de que parece emerger de las aguas del océano, su mayor grandeza se encuentra en el interior: la sala de oraciones, con una capacidad para alrededor de 25.000 personas, cuenta con 78 columnas que permiten levantar un techo de madera de cedro, el cual cuenta con un sistema de apertura automático que posibilita contemplar el cielo desde el interior en época estival. Por su parte, la sala de abluciones destaca por la presencia de 41 fuentes de mármol y paredes de estuco, aunque el hamamm (baños árabes) no está abierto al público (Kratzer, 2015).

La Mezquita Hassan II está repleta de maravillosos detalles marroquís, fascinantes huellas de un estilo rodeado de misterio, seducción y belleza. Tiene un encanto exótico, atractivo para los turistas, repleto de tradición y cultura: la mezcla de nociones africanas con el estilo islámico puro dominan la construcción, con sus espléndidos jardines, su personal decoración y el profundo contraste de sus colores, todo ello en un entorno fortificado y majestuoso. Caligrafía islámica, patrones geométricos y un ambiente encantador se reúnen en un único edificio, caracterizado por su diversidad y singularidad.

En general, en cada rincón del templo está presente la riqueza del trabajo artesano marroquí: celosías, azulejos, frescos, mosaicos, estucos, madera tallada y multitud de detalles en los que la Piedra Natural es la mayor de las protagonistas. En su construcción, además de emplear los más novedosos sistemas de resistencia a movimientos sísmicos, también destaca la presencia de 25 puertas automáticas de titanio y latón, suelo radiante y un ascensor en su minarete que permite subir a la cima en un lapso breve de tiempo. Asimismo, los altavoces, ubicados estratégicamente e integrados en la decoración, permiten amplificar la voz del imán, mientras asombrosas lámparas de cristal de Murano cuelgan de los techos (Kratzer, 2015).

El templo también dispone de una madraza (escuela religiosa islámica), de una biblioteca especializada, de un museo nacional, de numerosas salas de conferencias y de un aparcamiento subterráneo, lo que suma una inversión total estimada de más de 500 millones de euros, parte de los cuales fueron financiados por suscripción pública, pero también se realizaron numerosas inversiones por parte de particulares, empresas y el Tesoro Real (Kratzer, 2015).

En definitiva, la Mezquita Hassan II es la única de Marruecos que está abierta a un público no musulmán, pero tan sólo es posible recorrerla mediante visitas guiadas desarrolladas en varios idiomas. Existen multitud de horarios, en los que el público puede acceder y admirar la multitud de aspectos del templo, de su construcción, del Ramadán, del rezo y del Corán.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Kratzer C (2015, 12 de mayo). Gran Mezquita Hassan II de Casablanca [en línea], en Siente Marruecos. Disponible en: https://www.sientemarruecos.viajes/blog/gran-mezquita-hassan-ii-de-casablanca/ (16 de marzo de 2016).

Turismo Marruecos (2016). Arquitectura histórica [en línea], en Turismo Marruecos. Disponible en: http://www.turismomarruecos.net/que-ver/arquitectura-historica.html#prettyPhoto (16 de marzo de 2017).

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