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A lo largo de la historia de la humanidad, muchas sociedades han considerado a la mujer como un ser inferior con respecto a los hombres: su educación se limitaba tan sólo a aprender habilidades domésticas y se encontraban subordinadas tanto a la autoridad de sus padres como a la de sus maridos, e incluso hijos cuando enviudaban. Afortunadamente, esa discriminación se ha ido reduciendo en los países más desarrollados en el último siglo: el derecho a voto, el acceso a puestos de trabajo reservados exclusivamente para hombres o la posibilidad de cursar educación universitaria han supuesto, sin duda alguna, avances muy destacables que encaminan el largo sendero que queda por recorrer en esta materia.

Lola Mora

Evidentemente, y al igual que en muchos otros ámbitos, la mujer también fue discriminada en el mundo del arte. Sin embargo, Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández (1866-1936), más conocida como Lola Mora, trató de superar todas las barreras hasta alcanzar su objetivo: transmitir una imagen positiva de la mujer, capaz de romper con los estereotipos de género, de promover la igualdad de oportunidades y de defender los derechos del sexo femenino. Esta escultora argentina, amante del urbanismo, la minería y las artes visuales, destacó en espacios reservados para hombres, siendo tan halagada como discutida desde que materializó su obra más conocida: la Fuente Monumental de las Nereidas, también llamada Fuente de Lola Mora, un conjunto escultórico realizado en mármol de Carrara y travertino que se inauguró el 21 de mayo de 1903 en el Paseo de Julio de Buenos Aires y que, actualmente, se encuentra en la Costanera Sur de la misma ciudad. Esta monumental obra de cuidada estética resalta por su volumetría y sus, aproximadamente, 12 toneladas de peso total de Piedra Natural.

Lola Mora realizó su obra por encargo del intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Adolfo Bullrich, quien pasó por alto la aprobación del Consejo Deliberante y sufrió numerosas críticas por ello. La escultora, que en aquellos momentos se encontraba en Roma, regresó a su país en agosto de 1900 con los bocetos de una fuente que crearía en Piedra Natural y que ofrecería en donación a la Municipalidad de Buenos Aires. Finalmente, la escultora realizó la fuente en Roma junto a talleristas profesionales y alumnos de taller: en primer lugar, armó un pequeño modelo en arcilla para, después, construir uno a tamaño real en yeso. Finalmente, se tallaron los trozos de mármol blanco de Carrara y travertino, los cuales fueron trasladados a Buenos Aires a mediados de 1902. Lola viajaría junto a ellos para supervisar el montaje final; para ello, usaba pantalones, algo inusual en las mujeres de la época, pero le facilitaban el movimiento sobre los andamios. Para muchos moralistas, fue considerado un agravio, por lo que fue necesario rodear el lugar de trabajo con una valla de madera.

En la mitología griega, las nereidas eran las cincuenta hijas de Nereo y Doris: consideradas las ninfas del mar, las nereidas vivían en las profundidades del océano y solían emerger a la superficie para ayudar a los marineros que lo necesitaran. Este monumento, de tintes renacentistas y formas barrocas, representa el nacimiento de Venus: se encuentra realizado en mármol blanco Carrara, y su base representa una gran valva de molusco rodeada de tres grupos, formados cada uno por un corcel sumergido en el agua de la valva. Cada animal es sostenido por sogas sujetas, a su vez, por atléticos varones desnudos: tritones, servidores del cortejo de Poseidón. Sobre la valva se levanta un pilar de roca rústica, concretamente, de travertino de Tívoli, sobre la que se arrodillan dos nereidas desnudas, que sujetan una valva pequeña. Sobre esta valva se encuentra sentada la Diosa Venus, quien se dice que nació de la fecundación de la espuma de mar, representando otro desnudo femenino.

Su inauguración no estuvo exenta de polémicas: la representación de figuras desnudas provocó numerosas críticas y vergüenzas por parte de gran cantidad de sectores de la sociedad, quienes repudiaban la escultura y, con ella, cualquier defensa de los derechos de la mujer. En realidad, la fuente no pudo ser emplazada en la Plaza de Mayo, donde en un primer momento se quería ubicar, pues los desnudos ofendían a la sociedad de la época. Por tanto, y tras barajar otras ubicaciones más alejadas o despobladas, finalmente se inauguró el 21 de mayo de 1903 en el Parque Colón, concretamente, en el Paseo de Julio, en una ceremonia a la que no asistió ninguna mujer salvo su autora.

Aun así, las polémicas no cesaron: la sociedad, aun considerada victoriana, calificó de libidinosas a todas aquellas esculturas que mostraban sin ningún tipo de recato sus cuerpos desnudos. Llegó a decirse, incluso, que ninguna mujer hubiese sido capaz nunca de crear una obra de tal envergadura, que, en realidad, los autores fueron sus ayudantes de taller, todos varones. Tal fue la presión que, en 1918, se ordenó su traslado a un lugar todavía más alejado, la Costanera Sur, y allí es donde yace los casi últimos 100 años. En 1971 se pensó en un nuevo traslado, pero la base tenía algunas fisuras que hubiesen acabado por echar a perder el duro trabajo de Lola Mora, por lo que prefirió no moverse. Desde 1997, el Poder Ejecutivo Nacional la declaró Bien de Interés Histórico Nacional.

Fuente de las nereidas

La Fuente de las Nereidas se convierte, llegados a este punto, en la obra más famosa de Lola Mora, una adelantada a su época capaz de modelar la Piedra Natural a su antojo. Artista talentosa y controvertida, Lola fue capaz de enfrentarse a toda una sociedad prejuiciosa, que no era capaz de admitir que una mujer convirtiera el arte en su modo de vida. Si bien es cierto que no vivió para saberlo, desde hace veinte años, su obra forma parte del catálogo de Bienes de Interés Histórico Nacional de Argentina, una gran noticia que le hubiese encantado disfrutar. Lola Mora, incomprendida por la sociedad moralista de la época, fue una artista excepcional.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Arias N (ed.) (2003). Guía patrimonio cultural de Buenos Aires. Argentina: Dirección General de Patrimonio.

Magaz MC (2007). Escultura y poder. Colección Siete Arte. Argentina: Acervo Editora.

Toto CM, Maronese L y Estévez C (2007). Monumentos y obras de arte en el espacio público de la ciudad de Buenos Aires. Colección Cuadernos Educativos. Argentina: Ministerio de Cultura de la ciudad de Buenos Aires.

VVAA (1994). La Alameda, el primer paseo de la ciudad, en Revista Buenos Aires nos Cuenta, núm. 10.

Aragâo F (2012). La Fuente Monumental de las Nereidas  [Fotografía]. Disponible en: https://www.flickr.com/photos/aragao/8095680706/in/photolist-dkotPQ-dkoFsy-9zsf9A (9 de febrero de 2017).

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