Mármoles Pedro Lifante
El 1 de mayo de 1931 se inauguró el edificio más famoso de Nueva York… Y puede que también el más querido. Fue el presidente Hoover quien activó por primera vez las luces de aquella monumental construcción la cual, durante 40 años, ostentó el título de la más alta del mundo (Guía de Nueva York, 2016). Hoy en día, el Empire State Building tan sólo es sobrepasado por el One World Trade Center, y ha sido bautizado por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles como una de las Siete Maravillas del mundo moderno. También ha sido designado monumento por la Comisión para la Preservación de Monumentos Históricos de Nueva York, Monumento Histórico Nacional, y cabeza en la Lista de las Edificaciones Favoritas Estadounidenses en varias de sus ediciones. Se denota arte en cada uno de sus rincones.
Ubicado entre la Quinta Avenida y West 34th Street, en el centro del Midtown de Manhattan (Esbnyc, 2017), el espacio que ocupa se desarrolló por primera vez como la Granja de John Thomson, en pleno siglo XVIII, por donde corría un arroyo que desembocaba en Sunfish Pond, laguna ubicada en las Montañas Kittatinny. Más tarde, el solar fue ocupado por el Waldorf-Astoria Hotel, frecuentado por la élite social neoyorquina, el cual fue vendido en 1928 a John Jakob Raskob, fundador de General Motors. Sus obras comenzaron en marzo de 1930, y fueron dirigidas por Shreve, Lamb & Harmon Associates (Guía de Nueva York, 2016).
Su construcción se caracterizó por una gran velocidad: con un promedio de 4 pisos y medio por semana, el Empire State Building se completó en apenas un año y 45 días. Mide 443,2 metros de altura, incluyendo la antena de 62 metros, y cuenta con un total de 102 pisos. En realidad, la base de la antena se diseñó como amarre para dirigibles (aerostatos autopropulsados), aunque la idea tuvo que olvidarse tras dos intentos fallidos que estuvieron a punto de acabar en accidente (Guía de Nueva York, 2016).
Desafortunadamente, el edificio se construyó en plena crisis económica, lo que acabaría por afectar al alquiler de sus oficinas. En el inicio de su actividad, apenas se ocupó el 25% de su capacidad, recesión que duraría hasta la década de los 40, momento a partir del cual la recuperación económica dejaba paso a unos despachos llenos. Fue en los años 50 cuando el edificio fue vendido hasta en tres ocasiones, firmándose contratos de arrendamiento a largo plazo con el fin de asegurar su ocupación (Guía de Nueva York, 2016).
El Empire State es una obra de arte del art decó, tanto interior como exteriormente: una amalgama de estilos y movimientos de principios del siglo XX inspirados en las primeras vanguardias resaltan en toda la edificación, cuyo exterior está realizado con paneles de Piedra Natural caliza de Indiana. Constructivismo, cubismo y futurismo se materializan en líneas duras y sólidas, una gran monumentalidad y numerosos elementos de fuerte presencia: la innovación cobró vida con cada componente, con cada fracción, con cada forma geométrica y con cada uso de la simetría. Materiales como el aluminio, el vidrio y el acero inoxidable marcaron una tendencia que, a día de hoy, siguen manteniendo la esencia de este estilo arquitectónico en la ciudad de Nueva York.
Sería interesante destacar el vestíbulo al que se accede por la Quinta Avenida: los mamposteros originales emplearon numerosas variedades de Piedra Natural, mármol cuidadosamente seleccionado y procedente de todo el mundo, con la idea de crear un ejemplo único de simetría, colocando estas láminas de un mismo bloque de tal forma que pareciesen reflejos las unas de las otras (Esbnyc, 2017). En todo momento, este vestíbulo destaca por las llamativas vetas naturales del mármol, todas ellas, distribuidas de una forma armónica y artística.
Definitivamente, el Empire State fue el primer edificio en tener más de 100 pisos, cuenta con 6.500 ventanas, 73 ascensores y 1.860 pasos desde la planta cero hasta la 102. Más de 250.000 metros cuadrados de superficie total son capaces de alojar a alrededor de 1.000 negocios y a 21.000 empleados, lo que lo convierte en el segundo mayor complejo de oficinas de todo el continente americano después de El Pentágono (Esbnyc, 2017).
Desde el año 1964, el Empire State cuenta con una serie de focos que permiten iluminar la parte superior del edificio en horario nocturno, en diferentes colores, dependiendo de la temporada del año o de otros eventos. El Día de San Patricio o la Navidad son sólo algunos ejemplos, como también algunos acontecimientos deportivos, el fallecimiento de Frank Sinatra, el de la actriz Fay Wray o los meses posteriores a la destrucción del World Trade Center. Cualquier persona, haya o no visitado esta construcción, recuerda con sumo cariño los colores rojos, blancos, azules o púrpuras que han caracterizado la multitud de sucesos que, en cierto modo, ha conmemorado.
Además, el Empire State Building es uno de los observatorios al aire libre más famosos del mundo: mientras su plataforma del piso 86 ofrece unas impresionantes vistas de la ciudad, la del piso 102 es más cerrada pero permite observar los alrededores de la ciudad.
Independientemente de si la visita turística neoyorquina dura semanas u horas, la misma no estará completa si no se conquista la cima del Empire State Building.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Esbnyc (2017). Empire State Building [en línea]. Disponible en: https://www.esbnyc.com/ (28 de junio de 2017).
Guía de Nueva York (2016). Empire State Building [en línea]. Disponible en: http://www.guiadenuevayork.com/empire-state-building (28 de junio de 2017).