Monumentalismo rotundo: esas son las características distintivas de la escultura de Juan de Ávalos, escultor extremeño que destacó dentro del arte español contemporáneo siguiendo la corriente figurativa, es decir, la representación de figuras identificables, reconocibles, procurando una gran verosimilitud y realismo artístico. Su carrera se vio fuertemente impulsada por el régimen de la época, quedando representada por sus esculturas en Piedra Natural para el Valle de los Caídos: Juan de Ávalos fue capaz de llevar a cabo una obra de temática fundamentalmente religiosa, compuesta por una serie de descomunales obras tan sólidas como magistrales, una verdadera representación del arte más realista.
Este encargo le abrió al escultor la puerta a muchos otros, entre ellos, los trabajos en Piedra Natural que realizó en la década de 1960 en países iberoamericanos, Estados Unidos y varias localidades españolas (Biografías y Vidas, s. f.). A su vez, en 1964 realizó una exposición en Nueva York y Washington, y participó en la colectiva XXV Años de Arte Español, en el Palacio de Exposiciones del Retiro de Madrid. Una vez establecido en la capital, experimentó en el campo de la joyería y en el diseño de miniaturas, también esculpiendo el Monumento a Manolete (Córdoba), el dedicado a Jiménez Díaz (Madrid) y el Mausoleo en alabastro de los Amantes de Teruel, entre muchas otras.
Siguiendo las palabras de José Antonio Tolosa (s. f.), el Mausoleo de los Amantes, inaugurado en 2005, se convierte en un verdadero icono sentimental y turístico ubicado en la ciudad de Teruel e instalado en la que fuese la Capilla del Sagrado Corazón de la Iglesia de San Pedro, una ampliación barroca del siglo XVIII. Tanto las esculturas yacentes como los sepulcros donde reposan las momias de los amantes fueron esculpidos en el año 1959 en alabastro, Piedra Natural blanca y traslúcida, muy parecida al mármol pero más fácil de trabajar, que suele usarse en escultura y decoración de forma habitual. La intención de Juan de Ávalos fue plasmar una serie de símbolos íntimamente ligados a la historia de un amor imposible que, durante siglos, ha sido saltando de boca en boca: tras ser rechazado por la familia de Isabel, Diego marchó lejos para enriquecerse; sin embargo, y a su regreso, Isabel ya se había casado con otro hombre. Diego le pidió un beso, pero su amada se lo negó, cayendo muerto en el mismo momento; el día de su funeral, Isabel fallecía a los pies del cadáver de su enamorado, tras darle el beso que le negó en vida. Sin embargo, no son pocos los historiadores que consideran que ni Diego cayó muerto por un beso negado ni Isabel desplomada sobre el cadáver de su amado tras una muestra de amor: por su parte, Fernando López Rajadel (2015) aseguraba que esta historia, de ciencia ficción, forma parte de un códice muy mutilado que conserva la Biblioteca de Cataluña, un manuscrito que mandó escribir la familia para ensalzar su linaje (Arrizabalaga, 2015).
Igualmente, las esculturas yacentes, símbolo de arduo trabajo sobre Piedra Natural, quedan basadas en las líneas de un amor imposible que permanecen vivas con el paso de los siglos. A los pies de la escultura de Diego, el componente masculino, aparecen dos leones tallados en bronce, símbolos de valentía, fuerza y osadía, y motivo por el cual su mano izquierda reposa sobre su pecho. A los pies de la escultura de Isabel, el componente femenino, se divisan dos ángeles, también tallados en bronce, símbolos de fidelidad, obediencia y pureza, mientras su mano derecha reposa sobre su vientre (Tolosa, s. f.). Los valores y roles de género de la sociedad del siglo XIII quedan perfectamente representados en la imagen gráfica que ofrece la escultura.
En el conjunto completo, Juan de Ávalos trató de representar la muerte
de Isabel junto al cuerpo ya fallecido de Diego, motivo por el cual él ya tiene los pies tapados con la mortaja. Se presupone que ella la retiró para darle el beso que le negó en vida, provocando su propia muerte, por lo que aparece con los pies descalzos, símbolo de que no ha dado tiempo a amortajarla. Las cabezas de ambos aparecen ladeadas, sin llegar a mirarse, y sus manos muy próximas, sin llegar a tocarse, símbolo general de un amor imposible. La fría serenidad de sus rostros llama la atención, tanto como sus rostros idealizados y el amor que representan, fuera de todo límite y concepto humano.
Su impresionante tamaño y ubicación, bajo una cúpula de linterna sobre pechinas, permiten que las esculturas de Ávalos puedan ser contempladas desde la perspectiva adecuada, bajo la iluminación y temperatura necesarias para el mantenimiento de las momias. La capilla destaca, además, por su decoración con esgrafiados, es decir, trazos en una superficie que descubren las capas inferiores, todas ellas de tipo vegetal en color blanco sobre fondo negro.
Por tanto, e independientemente de su veracidad o ficción, lo más valioso en estos momentos es ensalzar el trabajo de Juan de Avalos sobre alabastro, una modalidad de Piedra Natural donde el autor logró representar con sumo realismo dos personajes cuya historia de amor imposible y correspondido se mantiene viva aún con el paso de los siglos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alcalá I, Revilla AM y Rodrigo B (2005). Guía del arte mudéjar en Aragón. Teruel: Centro de Estudios Mudéjares.
Arrizabalaga M (2015, 23 de junio). El origen de los Amantes de Teruel es un códice mandado escribir a finales del s. XV por la familia Marcilla, en ABC [Internet]. Disponible en: http://www.abc.es/cultura/20150623/abci-origen-amantes-teruel-codice-201506181254.html (26 de enero de 2017).
Borras GM (1985). Arte mudéjar aragonés, Volumen 2. Zaragoza: Cazar y Coaata.
Borras GM (coord.) (1991). Teruel mudéjar: Patrimonio de la Humanidad. Zaragoza: Ibercaja.
Biografías y Vidas (s. f.). Juan de Ávalos [Internet]. Disponible en: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/avalos.htm (26 de enero de 2017).
Tolosa JA (s. f.). Iglesia de San Pedro (Teruel), en Aragón Mudéjar [Internet]. Disponible en: http://www.aragonmudejar.com/teruel/sanpedro/sanpedro14.html (26 de enero de 2017).
