Mármoles Pedro Lifante
Tomar nuestro calendario gregoriano ayudará a retroceder en el tiempo… A solventar el desajuste ocasionado por la duración de la traslación terrestre: 365 días, 6 horas y 9 minutos. Actualmente, existe la costumbre generalizada de gozar de un año bisiesto cada cuatro, de celebrar cumpleaños cada 29 de febrero. Pero esto no siempre ha sido así: desde las más antiguas civilizaciones se ha empleado el calendario lunar para calcular el paso del tiempo. La transición entre un mes y otro la marcaba la órbita de la luna y, transcurridos 12 meses lunares, había pasado un año completo. No obstante, siglos después surgiría la necesidad de tener en cuenta también el paso de las estaciones, por lo que se agruparon los meses lunares en distintos períodos climáticos (Martínez, s. f.).
Puede que el Imperio Azteca fuese un adelantado a su tiempo… De hecho, y a pesar de que la conquista española tuvo lugar en el siglo XV, los miembros de esta civilización fueron capaces de crear su propio calendario, más conocido como la Piedra de Sol. Conocimientos astronómicos y cultos solares se materializan en los relieves de esta especie de profecía pétrea, la cual vaticinaba el fin del mundo mexica, cosa que aconteció con la conquista de América (Masdemx, 2016). Se trata, pues, de un disco monolítico de basalto de olivino, repleto de inscripciones que tienen en cuenta, entre otros aspectos, los días y las eras, en sus 3,60 metros de diámetro, 1,22 de grosor y sus más de 24 toneladas de peso (Matos, 2012).
Es previsible que este monolito fuese tallado entre los años 1250 y 1521 d. C., aunque se desconoce tanto el año exacto como su autoría o finalidad. Es posible que la piedra estuviese expuesta hasta 1521, durante el reinado de Moctezuma, y también durante los siguientes casi 40 años de la época colonial (Masdmxx, 2016). Fue en ese momento cuando los españoles, temiendo a los ritos paganos, mandaron enterrar la piedra con la parte labrada hacia abajo.
Si bien en un principio estaba recubierta de colores vivos que resaltaban y aliviaban por igual sus características físicas, esta enorme pieza de Piedra Natural fue perdiendo su policromía con el paso de los años. Un primer disco central, con el rostro del Dios Solar Tonatiuh, se ve completado por las cuatro eras: jaguar, viento, lluvia y agua, que describen los cuatro períodos por los cuales, según la cosmología azteca, atravesó la Tierra. Este disco se ve completado por tres anillos: el primero, que incluye los veinte días bautizados del calendario sagrado azteca; el segundo, que representa semanas de cinco días, y el tercero, donde serpientes de fuego podrían representar cincuenta y dos ciclos anuales, es decir, el siglo mexica (Matos, 2012).
El calendario azteca consigue, por tanto, plasmar el trascurso de los días, las semanas y los años sobre Piedra Natural, creando una verdadera obra de arte que merece la pena conocer y contemplar.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Martínez, L. (s. f.). ¿Cuál es el origen del calendario actual? [en línea], en Muy Historia. Recuperado de: https://www.muyhistoria.es/curiosidades/preguntas-respuestas/cual-es-el-origen-del-calendario-actual-121395405350.
Masdmx (2016, 9 de mayo). La piedra del sol: símbolos y significados de este fascinante legado [en línea]. Recuperado de: http://masdemx.com/2016/05/la-piedra-del-sol-simbolos-y-significados-de-este-fascinante-calendario/.
Matos, E. (2012). Escultura monumental mexicana. México: Fondo de Cultura Económica.